Dependiendo de las distintas provincias argentinas, el metro cúbico de GNC es hasta un 65 por ciento más barato que el litro de nafta súper. Este fenómeno inusual que se consolidó luego de los últimos incrementos del precio de los combustibles líquidos, no se ve reflejado en la demanda.
La hipótesis por la cual, luego de una serie de incrementos en los precios de los combustibles líquidos, se produce inevitablemente una suba en las ventas de GNC en las Estaciones de Servicio, no se cumplió. La desconexión entre la ventaja de costo que ofrece el GNC y su demanda es resultado de un conjunto de factores, como la regulación constante de precios y el largo período de congelamiento de los valores al surtidor en el país.
Históricamente, el GNC fue promocionado como una alternativa más accesible, costando la mitad de lo que cuesta un litro de nafta. Sin embargo, las políticas de precios aplicadas en la última década en la industria de combustibles socavaron la preferencia de la sociedad por el gas vehicular.
Los recientes sondeos por las bocas de expendio y respecto de los datos de la Secretaría de Energía, revelan que en el Área Metropolitana de Buenos Aires, el GNC se comercializa a un precio que oscila entre los 100 y 145 pesos por metro cúbico, mientras que la nafta súper se encuentra en un promedio de 350 pesos por litro. Por su parte, en las provincias del interior, los valores del gas superan los 200 pesos, en regiones donde la nafta súper atravesó el techo de los 400 pesos.
En este contexto, Pedro González, presidente de la Cámara de Expendedores de GNC (CEGNC), compartió sus perspectivas en una conversación con surtidores.com.ar, analizando el problema desde múltiples ángulos.
Señaló que, a pesar de la significativa diferencia de precio, el mercado de Estaciones de Servicio presenta una excepción. A menudo, las bocas de carga de Capital Federal y Gran Buenos Aires optan por mantener precios bajos para competir, lo que a veces las lleva a operar a pérdida y, en última instancia, a cerrar sus puertas.
Por otro lado, González argumentó que, aunque el GNC sea más barato, sin un plan oficial de crédito, ni un enfoque sostenible por parte del Estado para promover las conversiones de vehículos o impulsar a las automotrices a ofrecer unidades con GNC, es lógico que las ventas no aumenten significativamente. Esto se debe a que el parque automotor seguirá siendo el mismo o incluso podría disminuir a medida que los vehículos envejecen.
El directivo concluyó destacando que, a pesar de las actualizaciones, el precio relativo de las naftas sigue siendo atractivo en comparación con el GNC, lo que lleva a los consumidores a aceptar los micro aumentos de los líquidos en lugar de considerar la inversión en gas como una alternativa viable.
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