En 2020, la joven de Viale había contado que “el mío fue uno de los primeros diagnósticos que se hizo en Entre Ríos, antes no se sabía nada de la enfermedad, ni siquiera se sabía si estaba bien diagnosticada. Yo tenía tres meses, mis papás no sabían de qué se trataba, fuimos todos aprendiendo sobre cómo tratar la enfermedad, como vivir con esta enfermedad. Fue creciendo y avanzando en lo que respecta tratamientos a medida que yo iba creciendo».
Al enterarse que necesitaba un trasplante, confió, «fue muy difícil» ya que «pensé que se trataba de una crisis más propia de la enfermedad. Creí que, con antibióticos, internación, iba a salir, pero con el transcurso del tiempo iba empeorando, necesitaba oxígeno todo el día, tenía sangrados constantes porque ya los pulmones estaban muy deteriorados. No me quedó otra que aceptar que necesitaba un trasplante. Me costó aceptar que me tenía que ir a Buenos Aires a vivir, tenía 19 años. Había empezado a estudiar Psicología y tuve que dejar para irme. Allá estuve dos años esperando un trasplante y seis meses más después del trasplante, cuidándome».
La chica que retomó sus estudios en Paraná dijo que luego del trasplante hizo «una vida totalmente normal».