La israelí TEGI intentó comprar carbón de baja calidad a Yacimientos Carboníferos Río Turbio.Hubo una gestión de la Cancillería y aparecieron dos intermediarios pidiendo dinero para que la venta se concretara.El acuerdo se frenó, pero la empresa no denunció la maniobra. Desde YCRT confirman los contactos pero niegan irregularidades.
En junio pasado, la compañía de capitales israelíes TEGI Limited ofreció a Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) una operación excepcional para lo que es el triste presente de esa firma estatal que el presidente Javier Milei propone cerrar o convertir en privada.
TEGI le acercó a YCRT una propuesta de compra de 30.000 toneladas de carbón de baja calidad por cerca de 2,1 millones de dólares, el equivalente a aproximadamente US$ 70 por tonelada. Sin embargo, la propuesta terminó en un pedido de coima que frustró la operación.
«Si bien TEGI hizo una propuesta hace unas semanas, fue desestimada por no ser comprador directo y por presentar precios muy bajos y poco convenientes para la empresa», respondieron a Clarín desde YCRT.
Los 70 dólares por tonelada resultaban un precio que está muy por debajo del que se consigue en el mercado internacional, pero el producto salido de las minas de Río Turbio -en el extremo sudoeste de la Santa Cruz-, se encuentra en condiciones de combustión y con altos porcentajes de ceniza.
A esta ecuación hay que endosarle su ubicación geográfica, lejana de los grandes centros mundiales de consumo, lo que disminuye aún más su valor de mercado.
La idea de TEGI era comprar un remanente casi inutilizable, para luego hacerse de un acuerdo a largo plazo por otras 700.000 toneladas anuales. De más está decir que un contrato con estos números hubiera ayudado y mucho a la empresa.
Hablamos de un negocio de más de 100 millones de dólares en dos años. La minera estatal perdió unos US$ 140 millones el último año. Tiene más de 2.100 empleados y deudas millonarias. Fuentes locales aseguran que la mina, por esta época, no produce más de 5.000 toneladas al mes.
Según pudo reconstruir Clarín, todo iba sobre ruedas e incluso TEGI habría enviado en junio a la cúpula de YCRT, que lidera el interventor Thierry Decoud, la solicitud formal de compra por US$ 2,1 millones. El carbón ya se encontraba almacenado en el puerto de Punta Loyola -sobre el Océano Atlántico- y listo para embarcar hacia China o India. TEGI operaría como revendedor, según trascendió.
Sin embargo, a último momento la compra se paró. Un misterioso intermediario, Andrés Gross, apareció en la escena y convocó a una reunión telefónica urgente con los ejecutivos de la firma israelí.
En un audio que quedó grabado y al que tuvo acceso Clarín, aparecen en conferencia el representante de TEGI, Juan Agustín Yarke Ariet, a cargo de la compra en nombre de la empresa en la Argentina; Alejandro Salemme, un broker tucumano que tendría vínculos con ambas partes, y el propio Gross.
Según se comenta en Río Turbio y en Río Gallegos, Gross es amigo íntimo del interventor de YCRT, Thierry Decoud, designado por el Gobierno nacional, y quien, a su vez, mantiene buenos lazos con el gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal.
Consultados por Clarín, Decoud y Gross reconocen que son amigos y juegan juntos al fútbol, pero niegan tener vinculación comercial.
Gross sería un asesor que está siempre detrás de las cortinas y que valora como nadie su bajo perfil. En redes sociales apenas figura su nombre en la red social LinkedIn.
También al principio de la grabación se menciona Franco Sebastián Curto, Manager de Operaciones de la compañía, quien escuchó la conversación sin intervenir. Curto y Yarke son socios de Alto Valle Comercializadora y no empleados directos de TEGI.
-Hoy recibí una llamada que, la verdad, no me sorprendió. No los conozco, pero me llamó el que firma la orden, el que acepta o no la compra, para preguntarme si yo estaba al tanto y le dije que obviamente que no. Yo no me manejo así en la vida ni es la manera en que hago negocios-, arranca diciendo Gross en la charla.
Gross parece estar queriendo llevar la negociación hacia una situación de transparencia o legalidad. Sin embargo, Gross no es empleado de YCRT ni tiene ninguna vinculación con la empresa. Aparece como mediador en el pedido de un dinero que falta para que la transacción se concrete. Una coima.
-Se lo dejé claro a Alejandro (por Alejandro Salemme, el otro intermediario) cómo era el contacto con ellos -continúa Gross- y a mí nadie me avisó que iban a enviar una orden, así que ya empezamos mal.
-Andrés, ¿cómo es tu nombre completo?-, le consulta Yarke.
-Andrés. No importa. Andrés-, responde Gross.
-Bueno, yo me estoy presentando. Vos me pedís que tengamos transparencia. Y si vos no me decís tu nombre completo, entonces estamos empezando mal-, retruca Yarke.
-Andrés Gross. ¿Qué cambia? No cambia nada. Andrés Gross.
Gross deja en claro que tiene el poder para detener la compra si que es TEGI no amplía el presupuesto negociado. El intermediario, incluso, se refiere a sus mandantes, a los que no identifica, como “ellos”. Y son “ellos” los que reclaman las nuevas cifras, que TEGI no está dispuesta a entregar.
No trasciende en la conversación el número que pretende Gross, pero se trata de un porcentaje por encima de los US$ 2,1 millones que esperaba pagar la empresa israelí.
“No están pidiendo un porcentaje totalmente elevado”, justifica Gross hacia el final del diálogo, que va del saludo informal a los gritos, y es interrumpido por llamadas entrantes y pérdidas de señal.
El porcentaje que pretendían Gross y Salemme rondaría del 1% al 1,5% del total. Es decir, entre 20.000 y 30.000 dólares, aproximadamente. Ambos brokers reconocieron a Clarín que cometieron un error.
«Me fui de boca, es cierto. Yo no tenía ningún respaldo, pensé que Salemme lo tenía», explicó Gross. «Si realmente yo tuviera la injerencia que digo en ese audio, ya se hubiera cerrado la operación. Me fui de boca para que no me dejaran afuera, y me dejaron afuera igual. El tiempo demostró que no tenía el poder que afirmé que tenía», agregó.
«Soy un 4 de copas que quiso que no lo puentearan», recalcó el intermediario.
Salemme, por su lado, comentó a este diario lo mismo: «Fue infantil lo que hicimos, pero no fue nada ilegal. Mi trabajo como broker es acercar a compradores y vendedores, de manera de facilitar que se hagan los negocios». El tucumano entiende que correspondía cobrar una comisión por haber acercado a las partes, algo que sería habitual.
Yarke, sorprendido, advierte en el medio de la llamada que está tratando de mantener la calma y le informa a Gross que ellos desde hace largo tiempo vienen desarrollando contactos diplomáticos -«puentes», los llama- para realizar la compra. “A nosotros quien nos convoca (para hacer la compra de carbón) es directamente Cancillería”, sigue el ejecutivo.
Esa convocatoria directa supondría que no le corresponden a Salemme y a Gross comisiones de ningún tipo, pues su trabajo de intermediación habría sido hecho previamente por funcionarios de Cancillería, interesados en promover la primera exportación de YCRT de carbón de los últimos 5 años. En Cancillería no respondieron los mensajes y llamadas de Clarín para chequear su papel en la operación.
Yarke Ariet, neuquino de origen, agrega que el carbón de Río Turbio es inviable por sus condiciones de acopio y de temperatura, pero dada la “insistencia del aparato político para que compremos”, hicieron un cálculo de precio que les permitiría colocarlo internacionalmente.
Incluso aclara que no tenían ninguna intención de comprar y que sólo lo hacían porque “estamos respondiendo a los puentes diplomáticos que se nos están dando y por el interés que tenemos en el producto futuro”.
Y le dice al hasta ese momento desconocido Gross que él “ya tiene contacto directo con YCRT y con el Estado», algo que había avisado previamente a Salemme. «No necesito que alguien me haga de intermediario para acceder al producto”, aclara Yarke.
-En última instancia, si vos formás parte del equipo de YCRT y tenés contacto con el que firma eso, le podés decir: ‘Che, me gustaría recibir una contribución marginal por parte de la venta. Pero por parte de la compra, no-, le indica Yarke a Gross.
Decoud, ante las consultas de Clarín, contestó: «Muchas personas intermediarias querían la representación comercial o la exclusividad para comercializar el carbón, pero nosotros, como empresa del Estado nacional, no podemos pagar comisiones. No podemos contratar a un broker, sería ilegal». Y el interventor afirmó que no tuvo contacto con ellos. No se aclara, entonces, quién los metió.
En el audio, Salemme le recuerda a Yarke que originalmente TEGI no sabía qué sucedería con el acuerdo debido al cambio que se esperaba en Cancillería. Por entonces, estaba en duda la continuidad de la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino.
Salemme, en ese momento, le asegura a Yarke la permanencia de la conducción de la empresa, lo que facilitaría la compra de carbón.
En la conversación, el broker tucumano cuenta que él avisó a Yarke de las «condiciones para operar» con YCRT. Y cierra garantizando que «la gente que está ahora, con la que podemos hacer negocios», iba a seguir.
Yarke recuerda que le escribió a una tal «Paula» de Cancillería para promocionar el carbón y deja entrever que la misión diplomática comercial argentina contactó directamente a Israel para que se interesaran en el producto. Y nuevamente rechaza a Gross y a Salemme como intermediarios.
-Agustín, esperá. Te hago una pausa. Yo nunca dije que estaba en la compañía. Es una compañía estatal, y las compañías estatales no pagan comisiones de ningún tipo a nadie. Es un tema político, como bien dijiste. A mí me llama Alejandro (Salemme) y me pide la venia, el OK, del que decide para que esta operación tenga curso-, señala Gross, por su lado.
Para Gross la compra por los canales diplomáticos estaba aparentemente trabada y por eso fue contactado.
-Yo los pongo en contacto. Dicen que por diferentes motivos no van a avanzar y dos meses después mandan una orden de compra, de la que no me avisan. Ponete en mi lugar. A mí me llama el que decide si esto se hace o no para preguntarme si estoy al tanto o no, y le digo que no estoy al tanto- reclama Gross.
-¿Pero quién te llama? ¿El responsable de Ventas?, indaga Yarke.
-No, no, no, no importa, menos por teléfono, no importa quién, no importa cómo. Si yo no tuviera este poder en este negocio, no estaría al tanto de la oferta que ustedes mandaron. Yo no tengo nada que ver con la empresa. Absolutamente nada. Soy un facilitador de negocios para que este negocio suceda. Si ustedes quieren que suceda somos un equipo, vamos todos para el mismo lado. Yo puedo hacer que esto se cierre, y te lo estoy demostrando con el conocimiento de que sé de la oferta, cómo la mandaron y de cuánto-, responde Gross en un tono que hace recordar en más de un sentido a Los Soprano.
Aquí la conversación sube de tono.
-Lamento que la empresa filtre información para que te llegue a vos y vengas a intervenirnos a nosotros, me parece que eso es comercialmente violento-, dice Yarke.
-¿Cómo violento? ¡Si ustedes me pidieron que los ponga en contacto!-, se “queja” Gross.
-¡Yo no te pedí que me pusieras en contacto!-, responde Yarke.
Allí interrumpe Salemme y también busca justificar su rol de intermediario para cobrar la comisión, pues la vía diplomática estaba trabada. Y Yarke, defiende su posición de que tiene línea directa con YCRT, por lo cual no correspondería el pago a ambos brokers.
-¿Por qué me llaman a mí para contarme esto, si vos tenés la posibilidad de cerrar o no el negocio? Contacto puede tener cualquier, súper directo, por medio de Cancillería o de un político, lo que fuera. Pero no con el que cierra el negocio. Cancillería en este caso es un intermediario. El que cierra el negocio es el que maneja la mina (pareciera hablar, sin mencionarlo, del interventor de YCRT, Thierry Decoud), y es el que me pone a mí en la mesa-, sostiene Gross.
-Te estoy mostrando con hechos que este negocio te lo puedo cerrar. Yo no vivo de esto, gracias a Dios no me falta nada: tengo dos empresas, tengo una empresa de commodities, hago negocios y compro tierras en Estados Unidos. No dependo de esto. Pero tengo la posibilidad de cerrar este negocio, se lo dije a Alejandro y estoy para hacer negocios. Si quieren, estoy para avanzar. Pero me llama el que cierra el negocio para avisarme de esto porque nos dejaron afuera a todos-, se explaya Gross ante las dudas de Yarke Ariet.
Con la reunión ya avanzada y viendo cómo viene la mano, Yarke insiste: “No tengo margen para aportar más contribuciones marginales, porque estoy rematando un producto que lo estoy comprando por obligación. No es una elección mía tener que comprar un producto al actual interventor”.
-Es un negocio a mediano o largo plazo, Agustín. Esto se va a estabilizar y ya vas a estar adentro por 30.000 o 60 mil toneladas por mes-, le recuerda Gross.
-Es un poco restrictivo, porque si yo tengo que aumentar los costos de esta operación no sé si me termina de calzar. Pero lo que nos llevará a estar en un cuarto intermedio es que nosotros no somos de proceder de esa forma. Me llama la atención que una empresa de envergadura y de carácter estatal divulgue información hacia una persona de reventas para que me diga ‘Che, si yo no estoy adentro del negocio, no se cierra’. No es una forma amigable”, concluye Yarke, quien dice que discutirá con el presidente de la compañía TEGI.
-Fijate de qué manera inteligente podés plantearle la situación a Constantin. Si se la planteás como algo agresivo, no le estarías poniendo paños fríos a la situación, sino que la estarías complicando-, solicita discreción Salemme. Constantin es un ucraniano de apellido Dashkin, CEO y director Ejecutivo de TEGI Limited.
-Agustín, yo no te conozco, pero confío en Alejandro. Te pido… Hay información muy sensible. No deja de ser un negocio, y no están pidiendo un porcentaje totalmente elevado. Es un acuerdo de gestión. Manejá esta información con mucha cautela-, se despide Gross.
Ante la consulta de Clarín por la situación planteada respecto de la compra a YCRT, desde la empresa dijeron a este diario que “el proceso de compulsa de propuestas para la venta de carbón producido en Rio Turbio, se encuentra abierto”.
“Hace más de 6 meses que la empresa está recibiendo ofertas y al momento las propuestas que se ha recibido presentaron valores bajos, ninguna se ajusta a los estimados como convenientes, en función de los precios establecidos como mínimos por parte de la empresa y en función de los fijados por el mercado”, agregaron.
La empresa también hizo saber que “se priorizan las propuestas de compradores directos” y que “actualmente la mejor oferta recibida corresponde a la empresa Biomas Global management, aunque tampoco cumple con los precios que se fijaron para la venta”.
También han presentado ofertas dos empresas chinas, con propuestas un 30% más bajas de lo estipulado, dijeron desde YCRT.
Además, señalaron que “la empresa ha tomado conocimiento de un audio que corresponde supuestamente a un representante de la empresa TEGI (empresa broker), que si bien hizo una propuesta hace unas semanas, fue desestimada por no ser comprador directo y por presentar precios muy bajos y poco convenientes para la empresa”.
El interventor de YCRT, Thierry Decoud, fue integrante de directorios de varias empresas privadas y en la gestión de Mauricio Macri fue secretario de Control y Monitoreo Ambiental, del Ministerio de Ambiente que encabezaba el rabino Sergio Bergman.
Cuando asumió en YCRT en la gestión de Javier Milei, fue con luz verde del gobernador Claudio Vidal. Llegó bajo auspicios y recomendación de Alex Campbell, actual senador provincial PRO en la provincia de Buenos Aires y ex subsecretario de Asuntos Municipales durante la gobernación de María Eugenia Vidal. Según OPI Santa Cruz el gobernador santacruceño y Campbell tienen su vínculo: Vidal llevó de candidata en la lista a la cuñada de Campbell -hermana de su esposa- la hoy senadora nacional Natalia Gadano.