Estaba internado en un hospital de la ciudad de Palermo por un cáncer de colon; la Federación Italiana precisó que se guardará un minuto de silencio en su memoria en todos los partidos que se disputen en el país desde este miércoles al domingo
El histórico exdelantero italiano Salvatore “Totó” Schillaci falleció este miércoles a los 59 años tras haber luchado con un cáncer de colon durante la última etapa de su vida, según informan los medios europeos. Hacía varios días que el exfutbolista se encontraba internado en un hospital de la ciudad de Palermo. En el Mundial Italia 90 dejó su huella al ser el goleador del torneo, con seis tantos.
“Totó Schillaci, jugador-símbolo del Mundial-1990 en Italia, falleció este miércoles a los 59 años”, indicó la Federación Italiana (FIGC) en un comunicado y precisó que se guardará un minuto de silencio en su memoria en todos los partidos que se disputen en el país desde este miércoles al domingo.
Tras su recordado mundial, Schillaci jugó en Turín e Inter. Luego, lejos de su carrera futbolística, participó del reality show “La isla de los famosos”, en el que terminó tercero. Más adelante actuó en las películas “Love, Lies and Football” y “Il mio amico”. También escribió su autobiografía “Il gol è tutto” (“El gol es todo”).
Con Juventus, Totó celebró la Copa Italia 1990 tras vencer a Milan. Ese mismo año también festejó la Copa UEFA contra Fiorentina. Y en ese legendario 1990 incluso fue parte de un golpazo de la Juventus cuando fue vapuleada por 5-1 frente al Napoli de Diego Maradona en la final de la Supercopa.
En 2000, Salvatore volvió a su Sicilia natal, donde abrió un centro deportivo en Palermo, y se hizo cargo de la escuela de fútbol “Louis Ribolla”. Totó vivía en Palermo con su segunda esposa Bárbara y su hijo, mientras que sus otros tres hijos (Mattia y Jessica, nacidos de su primer matrimonio, y Nicole, el resultado de una relación posterior), residen en distintas ciudades europeas.
En 2001, el exfutbolista hizo su incursión en la política. Fue concejal primero y consejero regional de Deportes de Palermo después, aunque la experiencia duró solo dos años. Una definición lo pintaba de cuerpo entero: “Mi vida no es estable, estoy siempre girando”.
La noticia de su muerte comenzó a hacerse eco en las redes sociales, donde muchos clubes e instituciones comenzaron a despedirlo. Mientras la Juventus le dedicó un saludo en italiano, la cuenta de las selección de ese país escribió: “Héroe de las noches mágicas”.
Un año y medio antes del Mundial de 1990, Schillaci no era más que un delantero del humilde Messina, de la segunda división italiana. Pero todo cambió con el torneo que se disputó en su país. Si bien había sido convocado para la Azurra, arrancó en el banco de suplentes para secundar a Andrea Carnevale, lo que no cambiaría su destino. Ya lo tenía marcado. Terminó anotando seis goles en los siete partidos que jugó Italia, lo que le ganó el apodo: de “Il Salvatore de la Patria”.
Totó se convirtió así en un ídolo de la noche a la mañana. Durante ese Mundial fue el autor del 60% de los goles italianos. “Yo no era titular. Era el único que llegó de puntillas e intenté poner al técnico en dificultades. Es una historia fantástica y tengo que decir que no me lo esperaba”, había dicho en una reciente entrevista en Radio Rivadavia.
Los goles de Totó se fueron sucediendo: Austria y Checoslovaquia por la zona de grupos; Uruguay en octavos de final; Irlanda en cuartos, la Argentina en semifinales e Inglaterra en el cruce por el tercer puesto. Apenas se sentó en el banco de suplentes durante los dos encuentros iniciales. Sus brazos en alto y sus ojos enérgicos en cada uno de los festejos quedaron como una marca registrada de los mundiales. “El recuerdo permanente de la gente es lo que más guardo dentro de mí. Ojalá que lo hagan por siempre”, se emociona.