Los actores se conocieron en 1974, cuando fueron convocados para protagonizar una novela.Ambos estaban casados. «Pero uno quería era estar con el otro y nada más», dijeron.Se tomaron largos meses para aclararRecién se casaron en 2001, cuando ya eran la pareja más sólida entre los actores argentinos.
Hay personas destinadas a estar juntas, que vencen los obstáculos y superan los prejuicios confiados en que serán felices para siempre. Algo de eso tiene la historia de amor de Selva Alemán y Arturo Puig que, aunque la actriz falleció este lunes a los 80 años, perdurarán como la pareja más sólida entre los actores argentinos.
1974. Canal 9 se preparaba para poner al aire la telenovela “Fernanda, Martín y nadie más”. Tanto Alemán como Puig contaban ya con varias películas y participaciones televisivas en su haber, pero él tenía privilegios por ser considerado en aquel entonces como el «James Dean argentino». Traían otras cosas entre manos: ambos estaban casados. El futuro venía con otros planes para ellos.
Si bien Alejandro Romay los acercó, la celestina fue la dueña de casa: la directora Diana Álvarez.
«No lo recuerdo con precisión, pero creo que había entrado a la casa de la directora de la telenovela, donde me presentaron a Arturo. Nos dimos la mano y yo dije: ‘Dios mío, ¡¿qué pasó acá?!», contaba Alemán en una entrevista brindada a Clarín en 2008.
«Apenas entré, la vi y algo pasó. Selva dice que su sensación fue la de haberme conocido de toda la vida, un sentimiento como de familia. Los dos estábamos casados, pasaron unos meses hasta que pudimos hablar claramente de lo que nos pasaba», relató, a su turno, Puig sobre aquel encuentro que ocurrió en un departamento de avenida Del Libertador.
Con la protagonista elegida comenzó el rodaje de la novela, donde ambos interpretaban los papeles principales. Los meses corrían y la chispa se encendía. Había transcurrido medio año cuando asumieron que debían tomar un café para conversar sobre lo que estaba sucediendo entre ellos, dos personas que en ese momento tenían sus respectivos matrimonios.
El primer encuentro en un café de Palermo sería el volantazo que pegarían sus vidas. Apostaron a una pareja, pero antes debían resolver cómo deshacer sus matrimonios en un país donde no existía el divorcio. Se sumaba que Puig era padre de dos hijos (Juan y Ximena).
La actriz sostenía que entre ambos hubo una atracción irrefrenable desde el momento mismo en que se vieron. Razón por la que comulga por completo con las ideas en torno a la química amorosa.
«En la química creo absolutamente. En nuestro caso había como lazos invisibles que uno no podía manejar. Lo que uno quería era estar con el otro y nada más. Cuando nos conocimos nos daba la impresión de que entre nosotros había algo familiar. Había mucha confianza, me resultaba cómodo y fácil estar con él y, sin embargo, no nos conocíamos», comentaba a Clarín Alemán.
La pareja comenzó una vida juntos donde por momentos compartieron trabajos, pero también lo evitaron porque reconocían que eran muy críticos uno del otro. Se casaron recién en 2001, el 30 de abril, día del cumpleaños de la actriz. Admitieron siempre que fechas como los aniversarios no eran importantes en la pareja.
Alemán contó en reiteradas entrevistas que le hubiese encantado ser madre, pero una serie de operaciones cuando era joven se lo impidieron. No obstante, consideró a los hijos de Puig como propios y disfrutó de los hijos de estos como abuela.
No siempre estuvieron juntos. Hubo al menos un par de separaciones, pero no llegaron a los medios. Pero en los últimos años el lazo laboral conjunto se hizo más fuerte. «Cartas de amor», se llamó la obra de teatro con la que volvieron a las tablas después de la pausa por la cuarentena. En los últimos meses protagonizaron «Largo viaje de un día hacia la noche».
¿Arturo es el amor de su vida?, le preguntó Clarín en aquella oportunidad. «Sí. Es la historia más importante de mi vida y quiero creer que yo soy la historia más importante en la vida de él», contestó.
Clarín
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