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El gendarme preso en Venezuela | En el Gobierno admiten que las gestiones de los terceros países “no avanzan” y que el tema se demorará

La Casa Rosada y la Cancillería son poco optimistas; dicen que ninguno de los intermediarios extranjeros logró flexibilizar la postura del chavismo y que esos diálogos están “estancados”

Veinticuatro días después de la detención del gendarme Nahuel Gallo en Venezuela, el Gobierno y la Cancillería no son optimistas en relación a una pronta resolución del caso y se resignan a que la pelota esté, hoy por hoy, del lado del gobierno de Nicolás Maduro.

“No hay novedades. Ellos no van a dar señales de vida hasta el 10. Están jugados a su autoproclamación”, aseguraron este miércoles cerca del presidente Javier Milei, quien a través del canciller Gerardo Werthein y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y sin negociar con el chavismo, ha buscado alternativas para conseguir la liberación del gendarme, a quien el gobierno venezolano acusa de espionaje y de formar parte de una “conspiración” para sacar del país a los opositores al régimen bolivariano asilados desde marzo del año pasado en la residencia del embajador argentino en Caracas, hoy bajo bandera brasileña.

Ninguno de estos intermediarios (se menciona desde el comienzo a Brasil, Colombia, Francia y otros países europeos) ha conseguido flexibilizar la postura del chavismo gobernante, de relaciones cortadas con el gobierno libertario. Por el contrario: el fiscal general chavista, Tarek William Saab, afirmó el viernes que Gallo está “a disposición del juez”, procesado “por vinculación a acciones terroristas”, a las que vinculó con Bullrich y Werthein, incluidos en la investigación judicial chavista.

Ambos funcionarios le contestaron a Saab en conferencia de prensa y a través de las redes sociales. “Sus declaraciones no son más que un intento burdo de desviar la atención de los abusos que usted ha cometido durante su gestión”, le respondió el canciller argentino a través de la red social X, a la vez que le reclamó la libertad del gendarme, que según la versión oficial llegó a Venezuela a visitar a su familia: su actual pareja, María Alexandre Gómez García, y a su hijo de dos años.

El próximo viernes 10, el presidente Nicolás Maduro asumirá un nuevo mandato, hasta 2030, como presidente de Venezuela, aunque la mayoría de los países de Occidente -incluida la Argentina- no reconocen su victoria en los cuestionados comicios del 28 de julio pasado. Sí prometieron estar mandatarios de Cuba, Nicaragua y Rusia, que suelen apoyar al régimen, pero también habrá representantes de Colombia y México, dos apoyos vitales para un gobierno con escasa legitimidad de origen.

Para la Casa Rosada, ni Maduro ni su poderoso número dos, Diosdado Cabello, tendrán ningún gesto con Argentina hasta esa fecha. “Tal vez abran una negociación o den alguna prueba después de la ceremonia. Pero no esperamos nada de ellos”, afirmaron cerca del Presidente. Y reconocieron que las gestiones de buenos oficios de terceros países “no avanzaron” de la manera que el Gobierno hubiera deseado.

Sin contacto directo con Caracas (sus diplomáticos fueron echados por Maduro en agosto por los cuestionamientos de Milei a la transparencia del conteo de los votos), la Argentina ni siquiera designó un abogado local para defender a Gallo, mientras su madre y sus hermanos reclaman en vano por datos fidedignos sobre su lugar y condiciones de detención.

Desde la Casa Rosada continúa la molestia con los dirigentes kirchneristas Juan Grabois y Oscar Laborde (exembajador en Caracas), quienes intermediaron por canales extraoficiales con el régimen bolivariano para hacerle llegar a Gallo una carta de su madre. “No ayudan en nada, al contrario. Si pueden, lo entregan al gendarme”, desafía una alta fuente oficial, en ataque directo a las gestiones extraoficiales de Grabois y Laborde, éste último denunciado por “traición a la Patria” por la ministra Bullrich, quien lo considera un “personero” del chavismo, luego de que el exembajador desafiara a la ministra a mostrar “quién autorizó” su viaje a Venezuela. Entre los apoyos del kirchnerismo a Laborde se encuentra el del gobernador bonaerense Axel Kicillof.

La detención de Gallo suma otra grave disidencia entre ambos gobiernos. Mientras las negociaciones por el gendarme catamarqueño parecen estar en un punto muerto, los opositores al régimen chavista Magalí Meda, Pedro Urruchurtu, Humberto Villalobos, Claudia Macero y Omar González, todos cercanos a María Corina Machado, pasaron fin de año sin luz ni agua, en la residencia argentina en Caracas. El Gobierno sigue aguardando que Maduro les otorgue los salvoconductos, aunque éste se ha negado una y otra vez, y ha retrucado, como anticipó LA NACION, con pedidos como la liberación de Milagro Sala, la dirigente social jujeña condenada por distintos hechos de corrupción.

“Por aquí seguimos, con serenidad y firmeza, por un 2025 dónde sigamos empujando la vida hacia el alma y hacia la libertad”, escribió Urruchurtu desde la residencia argentina, horas antes del año nuevo. Otro conflicto entre la Argentina y Venezuela que aún parece muy lejos de resolverse.

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