Equipos de salud de los hospitales Materno Infantil San Roque y San Martín, de la capital entrerriana, desarrollaron de manera articulada una cirugía inédita a una paciente con diagnóstico de acretismo placentario (condición grave del embarazo en la que la placenta se adhiere de forma anormal a la pared del útero).
En este sentido, la cooperación interinstitucional entre los establecimientos sanitarios, dependientes del Ministerio de Salud de Entre Ríos, se llevó a cabo con total éxito, donde se destaca la capacidad de respuesta del sistema de salud ante casos de alta complejidad.
En principio, el equipo de Tocoginecología del Hospital Materno Infantil San Roque (HMISR) recibió a la paciente de 34 años de edad, derivada desde el Hospital Fermín Salaberry, de Victoria. Tras realizarle diferentes estudios se llegó al diagnóstico médico, cuyo procedimiento habitual es cesárea e histerectomía.
Posteriormente, fue trasladada al hospital San Martín y el equipo integrado por tocoginecólogos y residentes de Tocoginecología del HMISR y los servicios Anestesiología, Hemodinamia y Cirugía Cardiovascular del San Martín, acordaron realizar la intervención sin precedentes en la salud pública provincial. La misma demandó tres horas, y posibilitó tanto el nacimiento de la bebé como la conservación del útero de la paciente.
«Mediante una embolización de las arterias uterinas, disminuimos el sangrado activo durante la cirugía y pudimos tener mejor visualización. Esto permitió como resultado la preservación del útero, lo que es muy importante, porque en la mayoría de pacientes con acretismo placentario deriva en la realización de histerectomía», precisó el cardiólogo intervencionista a cargo del servicio de Hemodinamia del hospital San Martín, Martín Hermida y agregó: «Logramos la preservación del útero de la paciente ya que, además, la diagnosticamos a tiempo». En dicha intervención también participó el cirujano vascular Javier Abib.
Por su parte, el jefe del Servicio de Obstetricia y Tocoginecología del HMISR, Gustavo Terra, sostuvo: «La embolización se realizó después de que se sacara a la bebé, lo cual permitió que no sufriera ninguna consecuencia con respecto a esta técnica». Se trató de un embarazo a término, es decir de 37 semanas de gestación, y la bebé pesó 2,800 kilos.
Al preservarse el útero, el especialista aseveró: «Al llevar a cabo este procedimiento, y evitar la histerectomía, se disminuyeron además los riesgos postquirúrgicos para la mujer, que son a nivel intestinal y urinario». Cabe mencionar que tanto la mamá como la bebé fueron dadas de alta médica.
Dicha operación inédita da cuenta no sólo de la coordinación y el trabajo interdisciplinario sino también de las capacidades para la labor en equipo en pos de la salud de los entrerrianos.