Los economistas creen que los bonos argentinos pueden subir de nuevo el año que viene con un fortalecimiento de las reservas y una flexibilización gradual de los controles cambiarios.No esperaban una caída abrupta en 2024 y piensan que las tasas todavía son altas para financiarse afuera
El riesgo país de la Argentina cayó más de dos tercios este año hasta los 627 puntos básicos, desde los 2000 puntos que arrancó en 2024. Es el reflejo de la suba de los precios de los bonos, que treparon desde la zona de los 40 dólares hasta los US$ 75, por la confianza que generó el Gobierno en el mercado al mantener el superávit fiscal primario y financiero, obtener superávit comercial e insistir en que el cumplimiento de la deuda es casi sagrado.
Clarín consultó a tres economistas sobre qué podría pasar en el 2025, y coincidieron en que podrían seguir bajando esas tasas, pero con salida del cepo al dólar y más reservas, a partir de un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Fernando Baer, economista Jefe de Quantum Finanzas, señala: «La fuerte caída del riesgo país no estaba en nuestros planes, pero es reflejo del ajuste fiscal y monetario que se hizo para llegar al déficit cero. No obstante, la tasa sigue siendo alta como para que Argentina como deudor soberano vuelva a los mercados voluntarios de crédito internacional».
«Mi expectativa es que en 2025 siga consolidándose esta baja del riesgo, en línea con el avance del programa económico. Probablemente, será de forma más escalonada. Brasil tiene hoy una tasa de interés del 6% al 7% anual, mientras que Paraguay y Chile se endeudan al 5%. Sería ideal ir a esos niveles, con un riesgo país de 200 puntos básicos. Un acuerdo con el FMI ayudaría en ese contexto, pero tampoco sería definitorio», completa.
La CIO de Adcap Asset Management, Paula Gándara, considera que el riesgo país «continuaría a la baja en 2025» y un eventual acuerdo con el FMI podría llevar a los bonos argentinos en dólares a negociarse en «rendimientos más acotados», pero también apunta que aún es «muy temprano» para hablar de financiamiento en el mercado de capitales.
Entre los hechos que deberían ocurrir para que siga cayendo el riesgo país, Gándara enumera: «El próximo año tiene que haber fortalecimiento de reservas internacionales del Banco Central (BCRA) mediante el FMI, una salida gradual del cepo, que evite que la economía y las personas sufran eventos disruptivos, y la consolidación del equilibrio fiscal». «Además, en el primer trimestre debería bajar la inflación, la devaluación mensual del peso contra el dólar oficial -crawling peg- y las tasas de interés», agrega.
Sin embargo, la CIO de Adcap observa que puede haber «más volatilidad» porque es un año electoral y por el contexto internacional, en donde ve que puede hacer ruido la política de tasas de interés de los Estados Unidos con Donald Trump como presidente, el valor del real y la «debilidad» de la economía en China.
Por su parte, Martín Polo, jefe de Estrategia de Cohen Aliados Financieros, sostiene que si bien no esperaba una caída del riesgo país en la magnitud que pasó en 2024, «tampoco pasaron cosas que sí se esperaban, como la salida del cepo». «Estamos en un escenario de reservas netas negativas, control de cambios, y sin embargo, el mercado siguió priorizando la expectativa de pago de los bonos, eso es una muy buena noticia», remarca.
Para Polo, fue central que el Gobierno pudiera mantener los vetos a leyes del Congreso como al aumento de las jubilaciones y el financiamiento universitario, porque consolidó el superávit fiscal, así como también el blanqueo, que sumó 20.000 millones de dólares a los depósitos, dinamizó el crédito y permitió que el Banco Central comprara reservas para asegurar el pago de los cupones de intereses de los bonos en enero 2025.
En relación al próximo año, el jefe de Estrategia de Cohen piensa que va a jugar un rol fundamental el «trade electoral»; es decir, la apuesta a que el Gobierno haga una muy buena elección y «reafirme su agenda de reformas». Pero advierte que la cuestión cambiaria va a ser clave, con mayor crecimiento de las importaciones y cuenta de servicios negativa por el atraso cambiario, lo cual va a generar presiones para abrir el cepo.