Apareció sin las cánulas de oxígeno y con mejor tono de voz.Alertó por el rearme y la proliferación de conflictos.
El papa Francisco apareció por primera vez en las celebraciones de la Semana Santa, en el balcón principal de la basílica de San Pedro, aclamado por 60 mil fieles que festejaban su presencia. “Hermanos y hermanas ¡Feliz Pascua!, dijo el pontífice, sentado en una silla de ruedas, con una voz más fuerte que las pocas veces que se lo ha escuchado desde que fue internado en el hospital Gemelli, el 14 de febrero.
El pontífice indicó después a un asistente que leyera su discurso dedicado como siempre al deterioro de la paz en el mundo, desgastado por 57 guerras actualmente.
Después de su discurso, el Papa lanzó con su débil voz la bendición “Urbi et orbi”, a la ciudad de Roma y al mundo, saludado por continuas aclamaciones de la multitud que se extendía más allá de la plaza San Pedro, embellecida con flores holandesas (narcisos y tulipanes, especialmente) y muchas banderas de diversos países y de organizaciones católicas.
No celebró la misa de Pascua en la plaza, que delegó en el cardenal Angelo Comastri, el archiprete retirado de la basílica de San Pedro. Cuando apareció en el balcón los fieles estallaron en vítores mientras una banda militar inició una ronda de himnos de la Santa Sede e Italia.
Antes de salir de la residencia donde se aloja, el Papa recibió una breve visita del vicepresidente de Estados Unidos, James Vance, que asistió a las celebraciones pascuales.
La Pascua de Resurrección es uno de los días más felices del calendario católico, que celebra a Cristo resucitado tras las tristes jornadas de su muerte en la Cruz de la Semana Santa.
Hoy, por primera vez en muchos siglos celebran el mismo día la Pascua católicos, protestantes y ortodoxos, las grandes religiones cristianas, debido a una coincidencia de los calendarios.
Tras lanzar su bendición “urbi et orbi”, el Papa descendió a la plaza y la recorrió con los fieles que lo vivavan y felicitaban a bordo del “papamóvil” rodeado por más de treinta custodios que trotaban junto al vehículo. A bordo se encontraba detrás del Papa su enfermero personal, Strapetti, a quién se vió masajear varias veces la nuca al pontífice.
La caravana salió de la plaza unos trescientos metros, pasando frente a la sede de la embajada argentina ante el Vaticano, y regresó.
Al regreso el Papa lucía un tanto cansado. De inmediato regresó a su residencia en Santa Marta, en el interior del Vaticano.
En su mensaje al mundo, el Papa rechazó “la carrera general al rearme” y pidió promover la ayuda al desarrollo.
Reclamó también “usar los recursos disponibles a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen al desarrollo”. El Papa escuchó sus propias palabras sentado en el balcón, mientras el texto era leido a la multidu por un maestro de ceremonias, monseñor Diego Revelli, debido a que el Papa tiene aún problemas en su voz. Cabe destacar también que el pontífice no llevaba los tubos nasales que le llevan óxígeno a los pulmones, una buena señal de que avanzan la curación.
“Me siento cercano al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como todo el pueblo israelí y a todo el pueblo palestino», dijo.
Hay que destacar las imponentes y a la vez discretas medidas de seguridad que se adoptaron desde ayer en torno y dentro de la plaza de San Pedro, con un despliegue de 600 efectivos policiales y más de diez mil telecámaras móviles en las áreas mas repletas de gente.
El pontífice destacó en su intervención “cuanta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo. Cuanta violencia percibimos también a menudo en las familias contra las mujeres o los niños. Cuanto desprecio se tiene vees hacia los más débiles, los marginados y los migrantes».
Francisco rechazó “la carrera general para el rearme” e instó “a usar los recursos disponidles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen al desarrollo”.
“Quisiera que volviéramos a esperar en que la paz es posible», deseó el Papa antes de empezar a enumerar los conflictos en el mundo.
Francisco expresó su preocupación por “el creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo en todo el mundo” y tambien “por la comunidad cristiana de Gaza, donde el terrible conflicto sigue llevando muerte y destrucción”.
El Papa apeló “a las partes beligerantes que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente,que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”.
También instó a rezar “por las comunidades cristianas del Líbano y de Siria, así como de “Yemen, que está viviendo una de las peores crisis humanitarias prolongadas del mundo a causa de la guerra”.
El pontífice argentino pidió además que “llegue la paz y consuelo a los pueblos africanos, víctimas de agresiones y conflictos, sobre todo en la República Democrática del Congo, en Sudán y Sudán del Sur y sostenga a cuantos sufren a causa de las tensiones en el Sahel, en el cuerno de Africa y en la región de los Grandes Lagos”.
Por último, Francisco pidió ayuda para Birmania “atormentada desde hace años por conflictos armados, que afronta con valentía y paciencia las consecuencias del devastador terremoto en Sagaing”.