Los motivos de la solicitud están ligados a los problemas de sostenibilidad económica que viene atravesando en el último año.
A finales de octubre se instaló con fuerza el cierre de la planta de Ezeiza esgrimiendo la caída de la producción tras la gripe aviar y la pérdida del mercado de China. En ese entonces, se había anunciado que de las 270 personas de la planta, 55 pasarían a la de Echeverría, 15 quedarían en el lugar para mantenimiento y 200 serían desafectadas.
Ahora, se retoma la idea de desprenderse de dicha fábrica pero la declaración de crisis abarcaría a otros establecimientos. A los mencionados argumentos, que se mantienen, se le suman reclamos por un dólar poco competitivo y por la presión impositiva que eleva los costos internos en comparación con otros países de la región.
A pesar de los planteos expuestos por la compañía que produce 700.000 pollos diarios y emplea a 7.000 personas, las exportaciones del sector avícola crecieron un 20% en volumen y 26% en valor entre enero y octubre de este año, según el último informe publicado por la Secretaría de Agricultura.